En una cacerola, hierve agua suficiente para cubrir los huevos. Agrega los huevos con cuidado y déjalos hervir durante 8-10 minutos para obtener huevos duros. Luego, retíralos del agua caliente y sumérgelos en agua fría para detener la cocción. Pela los huevos y reserva.
En un tazón, mezcla la carne picada con la cebolla, el ajo y el perejil picados. Condimenta con sal y pimienta al gusto y mezcla bien hasta obtener una mezcla homogénea.
Toma una porción de la mezcla de carne y aplánala en la palma de tu mano. Coloca un huevo duro en el centro y envuélvelo con cuidado, asegurándote de que el huevo esté completamente cubierto de carne. Repite este paso con los huevos restantes.
En tres platos separados, coloca harina, huevo batido y pan rallado. Pasa cada huevo envuelto en carne por harina, luego por huevo batido y finalmente por pan rallado, asegurándote de que estén bien cubiertos en cada etapa.
Calienta suficiente aceite vegetal en una sartén grande a fuego medio-alto. Asegúrate de que el aceite esté lo suficientemente caliente para freír (aproximadamente 180 °C).
Con cuidado, coloca los huevos escoceses en el aceite caliente y fríelos durante unos 5-6 minutos, girándolos ocasionalmente para que se doren de manera uniforme.
Una vez que los huevos escoceses estén dorados y crujientes, retíralos del aceite caliente y colócalos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.
Sirve los huevos escoceses calientes como aperitivo o plato principal. Puedes acompañarlos con una salsa de tu elección, como salsa barbacoa o mostaza.
¡Disfruta de estos deliciosos huevos escoceses crujientes por fuera y suaves por dentro!