La sopa de remolacha y verduras es un plato nutritivo y colorido que destaca por su sabor y sus propiedades saludables. Esta deliciosa receta combina la dulzura de la remolacha con la riqueza de otras verduras, creando una experiencia culinaria única. Es perfecta para disfrutar caliente en días fríos o fría como una refrescante opción de verano. Puedes acompañarla con nata y hierbabuena para darle un toque especial. Además, si prefieres, puedes servirla con huevos cocidos o alcaparras como guarnición.
Si buscas una opción reconfortante, la sopa de puerro y papa es ideal, ya que combina la suavidad de las patatas con el sabor delicado del puerro, perfecta para cualquier ocasión.
La sopa de remolacha y verduras ofrece una explosión de color y nutrientes, destacando la dulzura de la remolacha y la frescura de las hierbas, lo que la convierte en un plato saludable y delicioso tanto caliente como frío.
Ingredientes:
- 250 gramos de remolachas
- 1 cebolla mediana
- 1 ajo porro
- 1 zanahoria carlota
- 1 patata
- 1 nabo
- Caldo de carne o de pollo
- 1 hoja de laurel
- Perejil picado al gusto
- 1 cucharada de puré de tomate
- Azúcar al gusto
- Jugo de limón al gusto
- Sal al gusto
- 1 tacita de nata
- Hierbabuena seca o fresca
Preparación:
- Limpiar y trocear las verduras: Lava bien todas las verduras. Trocea la remolacha, la cebolla, el ajo porro, la zanahoria, la patata y el nabo en trozos pequeños.
- Cocción inicial: Coloca todas las verduras troceadas en una olla grande y cúbrelas con caldo de carne o de pollo. Añade una hoja de laurel y un poco de pimienta negra al gusto. Lleva a ebullición.
- Agregar el puré de tomate: Cuando las verduras estén a medio cocer, añade una buena cucharada de puré de tomate junto con un poco de azúcar y jugo de limón. Deja cocinar hasta que las verduras estén completamente cocidas.
- Incorporar la nata: Mezcla la nata con un poco del caldo caliente y, sin dejar de remover, intégrala a la sopa para lograr una mezcla homogénea.
- Servir: Decora la sopa con un poco de hierbabuena y remolacha rallada. Puedes servirla caliente o refrigerarla y disfrutarla fría, en tazas con un terrón de hielo. También puedes guarnicionarla con huevos cocidos y rallados, alcaparras o cebollitas ralladas.