Preparación:
Cuatro berenjenas grandes o seis medianas. Las pelaremos y las cortaremos en trozos grandes; las revolcaremos en harina y les daremos luego unos golpecitos para que suelten parte de esa harina; las sofreiremos en una sartén con un cuarto de litro de aceite, dándoles vuelta con una cuchara de madera para dorarlas por todos lados, y las pasaremos -sin aceite- a una cazuela honda de barro. En el mismo aceite de la paella sofreiremos dos ajos pelados y troceados y una cebolla Picada; cuando la cebolla se transparente, se añade el tomate (unos .250 gr. Y muy cortado), y antes de freírse demasiado se le pone un vasito de vino blanco, un poquito de agua y se echa todo en la cazuela, que pondremos al fuego. Pondremos entonces la sal al gusto y una pastilla de caldo concentrado industrial. Debe hervir de unos 20 a 30 minutos. Si fuese necesario, añadiríamos un poco de agua. Para evitar que se peguen las del fondo a causa de la harina, iremos removiéndolas con una cuchara de madera a intervalos de pocos minutos hasta que las apartemos del fuego.